Tantas redes me confunden



Bien sabida es la manía farandulera de la que muchos –incluyéndome– padecemos: Pretender estar "todo el tiempo en todas partes" (como reza el slogan del circuito Union Radio), sólo para satisfacer la vanidad ególatra de "ver y dejarnos ver", no sirve de nada si no lo encausamos como parte de una plan estratégico central o plan de Branding.

Esto no es asunto exclusivo de nuestra presencia física, es decir, estar en aquellas ciudades, eventos y movidas que realmente nos convengan en función de nuestro propósito. También guarda relación con nuestra presencia digital, saber en qué redes sociales necesitamos estar, y además con cuántos perfiles.

(bueno Manu, pero si la marca es una, ¿cómo es que va a tener más de un perfil?)

La marca en sí misma es una fuente de noticias, que son las que siempre han de mantenerla en la palestra pública. Sin embargo, ante tantos millones de sitios web, y tantas millones de cuentas en las redes sociales, la voz de la marca se limita a un tímido silbido de colibrí en medio de una ensordecedora selva de elefantes, tigres y monos.

Hacer ruido desde una única trinchera es harto difícil. Pero tener más de un canal comunicacional propio, y valernos de canales aliados, multiplica nuestras posibilidades de ser escuchados por la mayor audiencia posible. ¡Hay que mover ese SEO! Y generar contenidos cuya cantidad y frecuencia son tan vitales como su calidad.

En este sentido, las Marcas personales podemos poseer cuentas a título netamente personal, y en paralelo cuentas para nuestro producto, emprendimiento o proyecto (como el caso de Maickel Melamed con VAMOS, y mi propio caso con #DateAValer).

Respecto a las Marcas corporativas, lo habitual es establecer canales matrices u oficiales, mientras que los canales que tenga cada sucursal, filial o división, funcionan como canales de apoyo. Los grupos musicales por ejemplo– crean perfiles generales para el grupo como tal, y simultáneamente sus integrantes manejan sus perfiles personales, sin dejar de lado los clubes de fans y el mánager o casa de representación.

Ahora bien (y es en esta parte donde debemos poner ojo avizor), cuando una marca o sus componentes habla mediante varios canales a la vez, se debe saber guardar una sincronía perfecta en tres factores:

1) Discurso: Tanto la vocería principal como los actores particulares, deben ser fieles a la personalidad verbal de la marca en cada uno de sus mensajes. Muchas marcas emplean un manual de estilo; no obstante soy de los que piensan que si una marca tiene un storytelling muy bien construido, así como un planteamiento argumentativo lo suficientemente sólido y sincero, el estilo fluye de forma espontánea y los manuales sobran.

2) Horarios: Sincronizar nuestra política comunicacional no es soltar el mismo mensaje en todos nuestros canales al mismo tiempo (recuerda la técnica de los bombones). Aprovecha tu multiplicidad de canales para dosificar, asegurándote de esta manera que quienes no vieron tu noticia en el canal oficial durante la mañana, la verán en alguno de tus canales de apoyo iniciando la noche.

3) Identidad Visual: Aquí sí defiendo la necesidad de un manual normativo. Los avatares de los canales de apoyo, aunque tengan su elemento distintivo, deben coincidir en un guiño que los vincule con el canal matriz (Arquitectura de Marca). Volviendo al ejemplo de los grupos musicales, si el avatar de cada canal de apoyo va a ser la foto del cantante o del baterista, al menos debe mostrar su nexo con la organización usando su mismo color de textos o imagen de fondo. Igualmente en los nombres de usuario utilizar algún prefijo o sufijo relacionado con la marca, y dejar bien claro en su biografía que forma parte de dicha marca aún cuando no sea su cuenta oficial.

Ni tan calvo ni con dos pelucas: Lo que debe evitarse a toda costa es que las cuentas de apoyo rebasen a la cuenta oficial de la marca en actividad, popularidad y cantidad de seguidores. Por otro lado, la cuenta oficial tampoco puede anular el valioso esfuerzo de sus cuentas de apoyo, negándoles menciones, recomendaciones o hasta un simple #FollowFriday (saludo de viernes). Es un egoísmo ilógico, pues se supone que si todos forman parte del mismo equipo, hay que hacer fuerza unos con otros.

La peor consecuencia de que una marca tenga todas sus redes sociales descoordinadas entre sí, es que la gente se confunda, e incluso perciba las cuentas de apoyo como impostoras o fakes. A medida que entendamos que cada parte es tan importante como el todo al cual pertenece, tendremos marcas más fuertes, y su armonía interna repercutirá en la satisfacción de su público. ¡Date a Valer!

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