Tres Raíces: Jobs


La personalidad de #DateAValer también tiene un poco bastante del idealista que sacudió a Silicon Valley (la meca de la informática en California) como David Ogilvy sacudió a Madison Avenue (la meca de la publicidad en Nueva York).

Siempre que me siento frente a mi MacBook Pro para diseñar diapositivas, investigar y analizar profundamente el Branding, despertar la autoconciencia y la autovaloración de quienes gentilmente me siguen en las redes sociales, y escribir estos artículos, siento que es el mejor homenaje que puedo rendir al padre de la marca que en 2013 destronó a Coca-Cola como la más valiosa del mundo, por primera vez en los 13 años que la consultora Interbrand lleva haciendo su Top 100.

Muchas son las anécdotas que definen a Steve Jobs. De ellas, una que empleo en todos mis talleres, ocurrió la noche anterior al lanzamiento del primer iPod: Solamente por el simple hecho de que la clavija de los audífonos no hacía el ruido que él creía más preciso al introducirlo en el orificio del aparato, echó para atrás todas las unidades que ya estaban listas para salir de la fábrica a las tiendas, y su equipo tuvo que desvelarse arreglando el “problema”.

Sí, yo digo en mis talleres que un producto no puede salir perfecto a la primera. Sin embargo, una cosa es salir con lo que tienes, y otra es conformarte con lo que tienes. La calidad de una gran marca está en cuidar con celo extremo sus pequeños detalles, en hacer lo ordinario extraordinariamente bien, y es un proceso que en ningún momento debemos dar por definitivo. Yo releo mis artículos mínimo 10 veces antes de postearlos, y aún posteados les hago como 5 cambios más. El contenido de mis Talleres es objeto de al menos 1 ó 2 mejoras con cada edición.

Son esos detalles los que –más allá de distinguir tu marca del resto– envuelven a tu público en una experiencia total, pues la gente se enamora de lo que siente que está hecho con amor. Ya son un sello patente de los Talleres #DateAValer sus recordatorios con el mapa de cómo llegar a la locación, sus carpetas anaranjadas, sus marcalibros con 20 frases distintas, su hilo musical, sus refrigerios, sus postales personalizadas con el nombre de cada participante agradeciéndole por atreverse a ser una #MarcaConValor, y hasta el emotícono de los brazos en alto \o/ para celebrar el recibo que enviamos por el pago de cada inscripción.

Quizás, la parte de la filosofía de Jobs con la cual me siento más identificado, es la ambición de forjar nuestro propio camino rebelándonos contra los caminos establecidos (por esto es que me encantan tanto las letras de las canciones de Muse, aunque eso es tema para otra columna). Un pensamiento claramente vertido en las palabras que él mismo narró para aquel famoso comercial de Apple (cuya traducción por cierto copié desde el muro Facebook de mi querida participante Génesis Durán):

"Este es un homenaje a los locos. A los desadaptados. A los rebeldes. A los alborotadores. A los que ven las cosas de forma diferente. Ellos no siguen las reglas, y no sienten ningún respeto por el status quo. Puedes citarlos, discrepar de ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Pero lo único que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Son los que hacen avanzar al género humano. Y aunque algunos los vean como locos, nosotros vemos su genio. Porque las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo… son quienes lo cambian".



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